adquisiciones literarias
En realidad el dinero era para comprar un billete de tren, pero he cometido el también terrible error de acercarme a las estanterías de poesía...
Me han asaltado tres libros:
Una antología de Luisa Castro, autora gallega que no sé por qué (no he leído tanto de ella) me cae especialmente bien, creo que porque tiene cara de buena persona, y de persona normal y corriente, nada pretenciosa, lo que se agradece en el mundo de las letras.
Un libro de mi profesor de Teoría de la Literatura, Javier Velaza, a quien descubrí como poeta mucho más tarde, cuando por casualidad estando en Soria descubrí en una antología de poemas estos versos suyos: "Y si nadie nos libra de la muerte / al menos que el amor nos salve de la vida". Este descubrimiento fue una revelación que explicaba por qué me gustaban tanto sus clases, nada teóricas, y absolutamente críticas con todo (había quien las detestaba, porque no había forma de coger apuntes y "este hombre se dedica a contar su vida"). Hoy por fin tras buscarlo por muchos lugares, especialmente en Barcelona, donde él da clases, me ha encontrado en Vitoria su libro "Los arrancados".
Un libro maravilloso cuya existencia desconocía y que en las pocas horas que lleva en mi vida ya se ha convertido en imprescindible: "Amor Infiel. Emily Dickinson por Nuria Amat". De Nuria Amat había oído hablar mucho, en especial a Virginia Trueba, profesora de Literatura Española I, que en sus clases además de hablar de la literatura del medioevo, aprovechaba para hacer discursos feministas y recomendarnos escritores y escritoras varios. A Emily Dickinson la conocí estando en Inglaterra y se convirtió en una de mis referencias. Un libro que aúna las dos autoras, es sin duda un libro escrito para mí. Nuria Amat traduce libremente a la escritora americana, y además aprovecha para intercalar poemas y meditaciones propios sobre los temas tratados por la poeta de Amherst. Como se dice en la contratapa: "Este libro no está hecho para ser leído: este libro está hecho para acudir a él con asiduidad".
Tras este asalto literario, he sufrido en caja el consiguiente asalto monetario, y he salido de allí con 50 euros menos (sí, casi me da vergüenza confesar que me he gastado 50 euros en tres libros de poesía, y mi conciencia de pobre me ha detenido varias veces antes de llegar a la caja, pero los libros palpitaban en mis manos y no podía ya abandonarlos...) pero feliz con tanta revelación de las palabras.
Claro que he tenido luego que dar un rodeo para buscar un banco y sacar dinero con el que pagar el billete de tren, y que ahora tendré que ajustar mi economía, pero afortunadamente (o no) no tengo otros vicios...