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jueves, agosto 12, 2004

La belleza y el horror en Djuna Barnes

No me gusta nada destacar mis propios textos, pero no me resisto a dar a conocer a esta autora, cuyo libro "El bosque de la noche" fue y es una de mis referencias vitales. Quizás si lo leyera ahora no lo sentiría de la misma manera, pero en el momento en que lo leí fue un libro me dio la vuelta por completo y me enfrentó a mi particular "noche". No es un libro fácil, reconozco que los dos primeros capítulos los leí con dificultad, y de no haber leído antes la biografía de Djuna Barnes y de no haber sabido que "El bosque de la noche" era en parte autobiográfico, creo que no habría continuado. Pero entonces llegaron los siguientes capítulos, luminosos, sublimes, oscuros y brillantes al mismo tiempo, con frases lapidarias en las que era imposible no detenerse para paladearlas, y supe que había un antes y un después de ese libro.

Creo que mi artículo podría ser mejor, pero ahí va como aperitivo para quien quiera luego adentrarse en las páginas de esta autora.

La belleza y el horror en Djuna Barnes

"Das belleza al horror, ese es tu mayor talento", le decía a Djuna su amiga Emily Coleman. Tenía razón. Imagino a Djuna Barnes alcoholizada, escribiendo el libro con los dientes y los puños apretados, "golpeándose el corazón con la cabeza". Todo para condensar la pasión, el odio y el desengaño en palabras que atravesaran el tiempo. "Djuna Barnes ha descubierto su propio dolor, lo ha identificado y le ha dado una palmada en el hombro", afirmaba T.S. Eliot, quien se encargó del prólogo de la obra.

El bosque de la noche es una obra que tiene mucho de autobiografía y todos los personajes se identifican con personas que rodearon a la escritora. Ella misma es Nora Flood, la protagonista del libro, y queda definida por el doctor O'Connor, oscuro y lúcido personaje, (imagen de su amigo Dan Mahoney) como "una buena persona, incapaz de poner fin a nada, porque te pueden derribar, pero tú seguirás arrastrándote siempre, mientras sirva de algo".

El doctor O'Connor/Dan Mahoney le dice a Nora Flood/Djuna Barnes : "Al final todos los hombres mueren de ese veneno que se llama "corazón en la boca". Tú llevas el tuyo en la mano. Guárdalo". El bosque de la noche es un libro en el que ese veneno se transforma en palabras y que, sobre todo, trata del lado oscuro de las personas, de las transformaciones que la noche produce en ellas : "Cada día está pensado y calculado, pero la noche no está premeditada... La noche ¡cuidado con esa puerta oscura!... La noche hace algo con la identidad de la persona, aunque duerma".

El libro es también una historia de amor imposible : "Sólo lo imposible dura siempre ; con el tiempo se hace accesible. El amor de Robin y mi amor fue siempre imposible y, amándonos, ya no amamos. Sin embargo, nos amamos la una a la otra mortalmente".

El gran amor de Djuna Barnes fue Thelma Wood, Robin Vote en la novela : "La gente se sentía violenta cuando ella les dirigía la palabra, enfrentados a una catástrofe que aún no había comenzado". Se conocieron en los años veinte en París, cuando Djuna tenía 30 años y Thelma 19. Antes de convivir con Djuna, Thelma había sido amante de la fotógrafa Berenice Abbot. Mucho más tarde, Djuna comentaría con ironía esa circunstancia : "Yo le di a Berenice la e y ella me dio a Thelma. No sé cuál de las dos salió ganando".

Esta singular pareja convivió durante ocho años en una auténtica relación de amor-odio. "¿Lesbiana ? Nunca, sólo amé a Thelma Wood", declaraba la escritora, o también : "Yo amo a las personas, no al género al que pertenecen". Djuna exigía a Thelma una fidelidad que ésta nunca le prometió. Muchas veces salía a buscarla por todos los bares de la ciudad y otras muchas, como dice en la novela, "tenía que verla deseando marcharse y quedándose". Fue entonces cuando Djuna comenzó a beber.

Pero el carácter de Djuna tampoco era fácil. A veces relacionarse con ella era imposible, se volvía insoportable e insultaba a todos aquellos que la rodeaban. De estos insultos no se libraba ni siquiera Peggy Guggenheim, heredera de una gran fortuna tras la muerte de su padre en el hundimiento del Titanic, amiga y mecenas de la escritora, a quien asignó una pensión.

En 1933, cuando comenzó a escribir El bosque de la noche Djuna ya había soportado el adiós de Ernst Hanfstaengl, llamado Putzi, el hombre al que más había amado, el abandono de su gran pasión, Thelma Wood, y la ruptura con el escritor Charles Henri Ford, 18 años menor que ella. Se cuenta que él le dedicó un libro de poemas, y que ella añadió a la dedicatoria : "Se menciona la palabra cabello diecisiete veces en treinta poemas". La relación estaba condenada al fracaso; como le dijo a Djuna su amigo Mahoney : "Eres el árbol destinado a permanecer solo".

En 1936, al publicarse la novela, Djuna Barnes estaba totalmente alcoholizada. Tres años después intentó suicidarse, estando en Londres, y tuvo que ser ingresada en varias ocasiones a causa de sus crisis nerviosas. Peggy Guggenheim la embarcó hacia Nueva York, donde su familia decidió ingresarla en un sanatorio, lo que Djuna no perdonó jamás.

Del deseo de venganza surgió en 1958 la obra de teatro The Antiphon. "Escribí La Antífona con los dientes apretados y me di cuenta de que lo que escribía era tan salvaje como un puñal". En la obra un personaje pregunta : "¿Por qué no nos quieres ya ?", y otro contesta : "La pregunta es por qué os quiero".

Durante su vida, tanto en París como en nueva York, Djuna, gracias a su profesión de periodista, conoció y frecuentó a las principales figuras artísticas y literarias de su época, desde James Joyce (que le regaló las pruebas de imprenta del Ulises) hasta Charles Chaplin, Marcel Duchamp, Gertrude Stein, Ezra Pound, Samuel Beckett o Ernest Hemingway. Sus impresiones sobre estos personajes se encuentran recogidas en el volumen Perfiles.

Djuna Barnes vivió hasta una semana después de cumplir los noventa años. Nunca perdió su sarcasmo y si le preguntaban por su salud contestaba : "Desmoronándome bien, gracias". Con el tiempo se fue encerrando cada vez más en sí misma y no permitía que nadie la visitara, ni hombres ni mujeres, pero especialmente mujeres. No consintió que la visitara la escritora Carson McCullers (autora de El corazón es un cazador solitario). Djuna consideraba que las mujeres eran malas escritoras, y que en toda la historia de la Literatura sólo había habido dos buenas escritoras : Emily Brontë y ella.

Con El bosque de la noche nos aproximamos a una imagen extraña del mundo y de las personas, pero, a fin de cuentas, como se afirma en el libro, una imagen no es más que "un alto que hace la mente entre dos incertidumbres". Una obra que nos aparta y nos acerca a la vida : "Hay que estar un poco apartado de la vida para conocer la vida, la vida oscura, vislumbrada confusamente".

Para más información sobre Djuna Barnes:

- La pasión, la noche y el bosque de Djuna Barnes, por María José Obiol en Babelia, El País, 25 de octubre de 1997
- Djuna Barnes, Philip Herring, Circe, 1997
- El bosque de la noche, Djuna Barnes, Seix Barral, 1992
- El vertedero, Djuna Barnes, Seix Barral
- Humo, Djuna Barnes, Anagrama, 1989
- Perfiles, Djuna Barnes, Anagrama, 1987
- Nueva York, Djuna Barnes, Mondadori, 1989

1 Comments:

  • Vengo del blog de Djuna, "lo raro es vivir", leo en tus "articulos destacados" la belleza y el horror de Djuna Barnes y una interesante reflexión sobre el libro "El bosque de la noche" que tambien se menciona hoy en ese blog. Realmente es curiosa esto de la blogsfera , parecemos conectadas por redes invisibles. Creo realmente que teneis un monton de cosas en comun, déjate caer por alli. Creo que es un blog que promete ser interesante.

    By Anonymous Anónimo, at 27/5/05 11:23  

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