Calma tras la tormenta
Hace unos días que no escribo nada por aquí. Eso, además de por el trabajo y por mi reciente participación en Todas (algunos textos que irían aquí los reservo para mi columna en Todas, que se llamará "Tamaño Nuria"), se debe a una curiosa ecuación que se da en mí cada vez que me da por ser sociable. Por cada día de sociabilidad, necesito tres de antisociabilidad. Y después de mis peripecias por Divina's y por Nosotr@s, y de haber tenido a una amiga en casa durante un mes, definitivamente, necesito descansar. Incluso en el trabajo notan mi malestar, y eso que que "teletrabajo" desde casa y hace meses que no me ven en la oficina. Y mira que es difícil que a una le noten el mal ánimo a través de una pantalla...
Y como en este blog no se trata de deprimir a nadie, y mis últimas creaciones eran un tanto melancólicas, he decidido también mantener un silencio internáutico como parte de mi terapia de recuperación. Además, he aprovechado para leer cosas interesantes tanto por la web (el universo blog cada día me fascina más) como en el clásico papel (Carmen Martín Gaite siempre está al quite en estas circunstancias y ahora me acompañan sus mujeres "ventaneras").
Afortunadamente, dentro de una semana estaré en mi necesario retiro en mi pueblo, del que espero volver renovada, como hago cada año.
Y como en este blog no se trata de deprimir a nadie, y mis últimas creaciones eran un tanto melancólicas, he decidido también mantener un silencio internáutico como parte de mi terapia de recuperación. Además, he aprovechado para leer cosas interesantes tanto por la web (el universo blog cada día me fascina más) como en el clásico papel (Carmen Martín Gaite siempre está al quite en estas circunstancias y ahora me acompañan sus mujeres "ventaneras").
Afortunadamente, dentro de una semana estaré en mi necesario retiro en mi pueblo, del que espero volver renovada, como hago cada año.
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